El júbilo inesperado que derivó de la jubiliación de un electrodoméstico

No me es fácil admitirlo, pero nunca pensé que un lavavajillas roto me iba a brindar tanto valor. Permíteme explicarte. Hace algunas semanas me di cuenta de que mi lavavajillas había presentado su jubilación adelantada, luego de funcionar maravillosamente durante muchos años. Para ser franco, esto me molestó bastante. Era consciente de que reemplazar esta máquina en el contexto actual iba a ser complicado y efectivamente lo fue.

Lo primero que pensé fue: “que molestia… lavar los platos me quitará un tiempo valioso que podría utilizar para trabajar, andar en bicicleta, tocar la guitarra o pasar el tiempo con mi familia”. Intentar delegarlo nunca ha sido una opción en mi casa, pero dejemos esa larga y bochornosa historia para otro día. Entonces, tuve que aceptar el hecho de que por lo menos 3 o 4 veces por día iba a tener que dedicarme a realizar el “insignificante” acto de lavar los platos. Sin embargo, me di cuenta de que esta tarea no tenía nada de insignificante.

Luego de varias veces de repetir esta tarea, cuando finalmente dejé de quejarme y lamentarme, mi mente se relajó, lo que marcó el punto de inflexión. De repente, comenzaron a brotar ideas y pensamientos maravillosos, al igual que la intuición. Sin darme cuenta, le había brindado a mi subconsciente el espacio que necesitaba para comunicarme lo que realmente necesitaba saber en ese momento. Por ejemplo, soluciones prácticas a determinadas cuestiones, claridad para ayudar a un cliente, ideas para nuevas propuestas digitales… Me di cuenta de que cuanto más me quedara en el momento presente, más canales creativos surgirían. Es decir, cuanto más me concentrara en el agua caliente corriendo por mis manos, más fluidos serían estos mensajes.

En ese momento, vino a mi mente la afirmación científica del neurólogo Daniel Siegel, que indica que “la investigación ha demostrado que la intuición está precedida y ayudada por la desconexión del pensamiento intencionado, objetivo y consciente”. Desconectarnos del trabajo varias veces durante el día “permite revisar diversos elementos separados de nuestra vida mental, permitiendo que se desarrolle naturalmente un proceso llamado integración, que consiste en la asociación de partes diferentes”.

Por todo esto, debo decir que estoy muy agradecido a mi viejo lavavajillas Bosch, porque, a pesar de estar fuera de servicio, me dio un excelente e inesperado servicio.