Si últimamente has estado enfermo o te ha costado enfocarte y concentrarte; si has sufrido altibajos emocionales, te has sentido poco sociable o has sentido falta de motivación, compromiso o seguridad en ti mismo, lo más probable es que estés experimentando síntomas relacionados con el estrés. Para lograr lidiar con el estrés de manera eficaz, lo más importante es comprender qué es la respuesta de estrés.
Para mantenernos con vida, la naturaleza ha codificado en nuestro sistema de mente-cuerpo una respuesta física y mental conocida como respuesta de estrés. En la antigüedad, cuando nuestros ancestros debían enfrentar una amenaza a su supervivencia como, por ejemplo, hacer frente a un león hambriento, su biología activaba la respuesta de lucha o huída (estrés).
Para habilitar la respuesta de lucha o huída, se segregaban de manera instantánea dos hormonas en su torrente sanguíneo: el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas permitían que el sistema de mente-cuerpo de nuestros antepasados se enfocara solamente en dos opciones: correr más velozmente o luchar más agresivamente.
Dicho estado de alerta tan intenso exigía que sus cuerpos derivaran energía y recursos hacia las funciones que priorizarían su supervivencia. Por ejemplo, si un hombre estaba digiriendo una comida saludable y al mismo tiempo estaba utilizando sus habilidades creativas para crear un hermoso boceto, aunque su sistema inmunológico estuviera combatiendo virus para mantenerlo sano y fuerte, en caso de una amenaza inminente, todas estas funciones se inhabilitarían inmediatamente para priorizar un solo objetivo: la supervivencia.
El cuerpo necesitaba desviar sangre y energía hacia sus extremidades, ya sea para combatir al león o para escapar de él lo más rápido posible. Su mente y cuerpo entrarían en un estado de pánico “enfocado” absoluto, aumentando su ritmo cardíaco y presión arterial, tensando sus músculos, acelerando su respiración, etc. Estas medidas drásticas, que se cobraban un precio muy alto en su bienestar físico, mental y emocional, eran absolutamente justificadas por el hecho de que su objetivo era mantenerlo con vida.
En la actualidad, todos nosotros seguimos programados con esta respuesta de estrés. No obstante, la mayoría de nosotros activa esta respuesta de lucha o huída demasiadas veces como consecuencia de la manera en la que vivimos nuestras vidas. La respuesta de estrés ha pasado de ser una función primaria de supervivencia a convertirse en un estado que activamos innecesariamente casi a diario, debido a nuestra dieta alimenticia, estilo de vida, o por circunstancias o situaciones de nuestra vida personal y profesional, tales como un jefe complicado, una discusión con un pariente, la economía, el clima, los compromisos sociales, etc.
La activación repetida de la respuesta de estrés afecta de manera negativa nuestra cognición, emociones, comportamientos y finalmente, nuestro bienestar físico y mental.
En efecto, la respuesta de estrés puede ser activada principalmente por los siguientes factores:
1. Pensamientos (percepción).
2. Caída del nivel de azúcar en la sangre.
3. Utilización de estimulantes (café, té, chocolate, drogas, etc.).
4. Desequilibrios hormonales.
En las siguientes publicaciones, repasaremos estos 4 desencadenantes de la respuesta de estrés y te brindaré algunos consejos para que aprendas a minimizar el estrés innecesario en tu vida.