Cuando Julia Banks estaba cerca de los 70, comenzó a practicar la meditación trascendental. Tenía las arterias obstruidas, presión arterial alta y mucho sobrepeso en la mitad de su cuerpo. Se inscribió para participar de un ensayo clínico para probar los beneficios de la meditación.

Actualmente, la Sra. Banks, que tiene 79 años y vive en Milwaukee, medita dos veces al día, todos los días, durante 20 minutos cada vez, haciendo un espacio para lo que ella denomina “un pequeño tiempo para mí misma”.

“Uno piensa que no tiene ese tiempo de sobra, pero si se hace el tiempo para uno mismo se obtiene la relajación que se necesita”, declara la Sra. Banks, que sobrevivió a un paro cardíaco severo y a una hospitalización prolongada luego de ser sometida a una cirugía de bypass de arteria coronaria hace 6 años.

“Tienes tu mente ocupada en cosas pero simplemente las bloqueas y practicas tu meditación. De esta manera, te desenvuelves mejor en tu vida”, explica. “Te das cuenta de que los problemas que creías que tenías no existen; simplemente se trataba de cosas en las que ubicabas tu atención”.

La relajación mental, ¿podría brindar beneficios fisiológicos concretos? En el caso de la Sra. Banks, el estudio sugiere que sí. Ha podido controlar su presión arterial, aunque continúa tomando su medicación, y ha perdido alrededor de 75 libras (34 kg).

Los descubrimientos hechos a raíz del estudio fueron presentados esta semana en una reunión de la Asociación Americana del Corazón, que tuvo lugar en Orlando, Florida. Los resultados sugieren que la meditación trascendental podría tener un valor terapéutico concreto para las personas consideradas de alto riesgo, como en el caso de la Sra. Banks, con una enfermedad de las arterias coronarias.

Los investigadores declararon que luego de controlar a 200 pacientes por un promedio de 5 años, los pacientes de alto riesgo que meditaban disminuyeron el riesgo de sufrir paros cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte por cualquier causa aproximadamente a la mitad, en comparación con un grupo de pacientes con características similares que recibieron una instrucción más convencional sobre una dieta y estilo de vida saludables.

Por un lado, entre los cerca de 100 pacientes que meditaron, ocurrieron 20 paros cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muertes; por el otro lado, en el otro grupo hubo 32. Los meditadores tuvieron una tendencia a no sufrir enfermedades por más tiempo y redujeron su presión arterial sistólica en un promedio de 5 milímetros de mercurio.

“Encontramos una reducción en la presión arterial importante, que fue seguramente un mediador importante”, declaró el Dr. Robert Schneider, director del Instituto de Medicina Natural y Prevención, una institución de investigación ubicada en la Universidad de Administración de Maharishi, en Fairfield, Iowa.  Él fue la persona encargada de presentar los resultados de la investigación. El estudio se llevó a cabo en la Facultad Médica de Wisconsin, en Milwaukee, y contó con la colaboración del instituto.

Un estudio anterior de residentes de alto riesgo de Milwaukee, muchos de ellos por sobrepeso u obesidad, también descubrió que la meditación trascendental, además de la medicación convencional, podía reducir la presión arterial. Muchas de las personas que participaron del estudio tenían educación secundaria o inferior, cerca de un 40% fumaba y alrededor de la mitad tenía ingresos anuales menores a $10.000.

Los participantes informaron que la meditación trascendental fue fácil de aprender y practicar, según declaró el Dr. Schneider.

“Afortunadamente, no es necesaria ninguna educación en especial para aprenderla y no entra en conflicto con ninguna filosofía o creencia de vida; se trata de una técnica simple para que la mente y el cuerpo disfruten de un descanso profundo”, declaró. También agregó que cree que esta técnica “ayuda a reajustar la autoreparación propia y el mecanismo homeostático del cuerpo”.

El Dr. Schneider indicó que la meditación podría provocar otros beneficios a partir de la reducción del estrés, que puede causar cambios en el cerebro que reducen las hormonas de estrés, tales como el cortisol, y desalientan los procesos inflamatorios asociados con la arteriosclerosis.

“¿Qué sucede con el estrés que provoca enfermedades cardiovasculares? Se preguntó el Dr. Theodore Kotchen, decano adjunto de investigación clínica de la Facultad Médica de Wisconsin. “Las hormonas, las hormonas neuronales, el cortisol, las catecolaminas… todos tienden a elevarse cuando existe el estrés. ¿Podrían estos elementos, de alguna manera, contribuir a aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular? ¿Se podría reducir el riesgo de enfermedad si se reducen estas hormonas por medio de la meditación? Solamente podemos hacer especulaciones”.

Otro estudio actual dedicado específicamente a la meditación trascendental, incluido en la publicación American Journal of Hypertension, se concentró en una población joven sana. Descubrió que los estudiantes universitarios que no tenían estrés mejoraban su humor a través de la meditación trascendental, mientras que los que tenían riesgo de sufrir hipertensión pudieron reducir su presión arterial. El Dr. Schneider también participó de esta investigación, que fue llevada a cabo en la Universidad Americana en Washington e incluyó a 298 estudiantes elegidos al azar para integrar un grupo de meditación y una lista de espera.

Los estudiantes que tenían riesgo de sufrir hipertensión y practicaron la meditación redujeron su presión arterial sistólica en 6,3 milímetros de mercurio y su presión diastólica en 4 milímetros de mercurio, en promedio.