El bienestar profesional/laboral se define como tu nivel de satisfacción con lo que haces la mayor parte del día.  Esta actividad puede ser una profesión, ocupación, o vocación. Por lo tanto, para gozar de bienestar profesional/laboral, no es necesario ser empleado de una empresa o percibir alguna tipo de remuneración. Madres a tiempo completo, granjeros, trabajadores voluntarios, sacerdotes, estudiantes así como emprendedores y empleados pueden gozar de bienestar profesional/laboral.

Desafortunadamente, hoy los estudios muestran que más del 80% de la población mundial no goza de bienestar profesional, y esto de se debe en gran parte al hecho de que no están empleado sus fortalezas en su actividad principal.  

La clave para que disfrutes tu trabajo y por ende, para que goces de bienestar profesional, es asegurarte que emplees tus fortalezas y talentos en tu trabajo u ocupación. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre fortaleza y talento?  Permíteme clarificar estas definiciones:

Una fortaleza se define como una actividad que puedes llevar a cabo casi a la perfección. Una fortaleza puede ser aprendida.

El conocimiento es el conocimiento factual y experiencial que necesitas adquirir para esa actividad específica.  El conocimiento se puede adquirir.

Una habilidad es la capacidad de hacer algo, capacidad que es desarrollada a través de la práctica y el entrenamiento y que brinda estructura al conocimiento experiencial.  Una habilidad puede ser aprendida y desarrollada.

Un talento es una habilidad natural especial que se manifiesta en patrones recurrentes naturales de pensamientos, sensaciones o comportamiento, que pueden ser aplicados productivamente.  Los talentos son únicos y no pueden ser aprendidos o adquiridos; solamente se pueden refinar.

La fortaleza entonces requiere de un talento innato, sumado al conocimiento especifico requerido para llevar a cabo dicha actividad y al desarrollo de habilidades y destrezas pertinentes para esa actividad. La fórmula de la fortaleza es entonces la siguiente: F = T + C + H

Fortaleza = Talento + Conocimiento + Habilidad

Ilustremos estar fórmula con un ejemplo. Para que una persona asevere que es una muy buena maestra, ella requiere:

El conocimiento de la materia o curso que está dictando (ya sea geografía, matemáticas, física, etc.)

La habilidad para estructurar una clase y manejar a un grupo de estudiantes con diferentes ritmos de aprendizaje

El talento para conectar emocionalmente con sus estudiante a tal grado que despierte en sus alumnos la pasión por el curso y el deseo genuino por aprender. La maestra no aprendió esta habilidad especial, nació con ella y esta impresa en cada célula de su cuerpo.  Lo único que hace es canalizarla.

Si una maestra cumple con todos estos puntos, se puede decir que cuenta con una buena base para gozar de bienestar profesional/laboral.

Si bien es cierto que el talento, la habilidad y el conocimiento son importantes para desarrollar una fortaleza, el talento siempre será el factor preponderante.  Esto se debe a que el talento es innato y no se puede aprender, a comparación de las habilidades y el conocimiento que si se pueden adquirir.

Si tienes gente a tu cargo, este dato te va a interesar: Los estudios más recientes sobre como obtener mayor compromiso de tu equipo de trabajo muestran lo siguiente:  Si tú ignoras o no le prestas atención a tu gente, la falta de compromiso de tu equipo asciende a 45%.  Si en vez de ignorarlos decides criticarlos, su falta de compromiso desciende a 20% (por que al menos les haces sentir que existen…).

Ahora bien, si logras identificar claramente la fortaleza de cada uno de tus trabajadores y  les asignas proyectos que maximicen el uso de estas fortalezas para luego brindarles reconocimiento por logros obtenidos haciendo hincapié en el empleo de sus fortalezas, entonces el índice de falta de compromiso baja a tan solo 1%.  Esto no es ciencia espacial—solo requiere atención de tu parte y un deseo genuino de querer progresar.

¿Sientes tú que estas empleando tus fortalezas en la actividad a la que te dedicas? Si no es así, tienes que ser consciente que tu bienestar físico, social, financiero y comunitario se verán afectados. No te conformes – tu naciste con talentos específicos que te permitirán que te fascine la actividad que requiera de ellos. Si piensas que no tienes talentos, entonces simplemente no te has tomado el trabajo de identificarlos.

Complementa tus talentos con conocimientos, enfócate en desarrollar algún tipo de habilidad que destaque tus talentos y descubrirás el placer tan gratificante que trae consigo el bienestar profesional.

César Gamio
Master Educator, Chopra Center University
Senior Advisor to the Global Center for Conscious Leadership