Cómo pequeños actos de gratitud pueden promover las emociones de placer y bienestar en ti.
Gratitud no es simplemente una emoción o una actitud. Se trata del acto deliberado de reconocer ciertos aspectos positivos en nuestras vidas y aquellas cosas que nos brindan alegría y satisfacción. No obstante, la gratitud no debe ser reservada únicamente para los momentos importantes, tales como “estoy agradecido por el amor de mi pareja” o “estoy agradecido de poder mantener económicamente a mi familia”. En efecto, se puede expresar gratitud por las cosas más pequeñas, por ejemplo, “estoy agradecido por la sensación de frescura que provoca el viento sobre mi cara” o “estoy agradecido por el agua tibia que corre a través de mis manos mientras lavo los platos”.
Cuando decides de manera consciente realizar un acto de gratitud, básicamente estás cambiando la estructura molecular de tu cerebro. De esta manera, en cuanto comienzas a experimentar gratitud, tu cerebro empieza a segregar dopamina, la hormona responsable de los sentimientos de recompensa, placer y bienestar. Indiscutiblemente, a tu cerebro le encantará, por lo que te pedirá otra inyección de dopamina, es decir, te motivará a que realices el mismo acto. Cuanto más agradecido seas, más razones encontrarás para sentirte agradecido.
Una forma simple de practicar la gratitud es realizar un pacto con un amigo. Durante una semana, comprométanse a enviarse por mensaje de texto 3 cosas por las que sientan agradecimiento, sean grandes o pequeñas. Una vez transcurrida la semana, júntense para comentar qué sintieron con esta experiencia. Con toda seguridad, ésta es una buena manera de cultivar la gratitud en ti.
Entonces, ¿cuáles son las 3 cosas por las que estás agradecido el día de hoy?