Jung entendió que la psiquis humana es “por naturaleza espiritual” y, por lo tanto, la espiritualidad se convirtió en el centro de sus investigaciones. Jung es uno de los contribuyentes contemporáneos más famosos respecto de la simbolización y el análisis del sueño. Su trabajo ha tenido una enorme influencia en la psiquiatría y en el estudio de la espiritualidad, la literatura y otros campos relacionados. Sus consejos brindados a pacientes que padecían de alcoholismo produjeron la posterior creación de Alcohólicos Anónimos, una asociación que ha ayudado y continúa ayudando a miles y miles de personas que sufren la dependencia al alcohol.

Primeros años de vida

Nació con el nombre de Karl Gustav II Jung en Suiza, el 26 de julio de 1875, y fue el hijo de un pastor rural pobre de la Iglesia Reformada Suiza. Por otro lado, su madre provenía de una familia suiza adinerada y con prestigio. Emile Jung, una mujer excéntrica y depresiva, pasaba gran parte del tiempo encerrada en su habitación privada, fascinada con los espíritus que ella decía que la visitaban por las noches.

Recuerdos de la infancia

Una cantidad de recuerdos de la infancia lo marcaron para toda la vida. Cuando era aún un niño, talló un pequeño maniquí en la punta de su regla de madera y lo guardó en su cartuchera. Con frecuencia volvía a ver al maniquí y le llevaba pequeñas hojas de papel con mensajes escritos en su propio idioma secreto. Jung se daría cuenta posteriormente de que este acto ceremonial le brindaba una sensación de paz y seguridad interna. En los años posteriores, Jung descubriría que existen similitudes entre este recuerdo propio y los tótems de pueblos aborígenes, tales como la colección de piedras espirituales cerca de Arlesheim o los churingas de Australia. Llegó a la conclusión de que lo que hacía era un ritual inconsciente que él no cuestionaba o entendía en ese momento, pero que era practicado de manera sorprendentemente similar en lugares muy distantes y que él, joven como era, no había tenido oportunidad de conocer. Sus descubrimientos sobre arquetipos psicológicos y el inconsciente colectivo fueron inspirados en parte por estas experiencias vividas.

Cuando tenía 12 años, un compañero de clase empujó a Jung tan fuerte hacia el piso que quedó inconsciente. Jung comenzó a desmayarse cada vez que debía ir al colegio o hacer la tarea. Sus padres y doctores se convencieron de que el niño podía tener epilepsia. Luego de que Jung escuchara a su padre decir que su hijo nunca iba a poder trabajar y ganarse el pan, Jung comenzó a concentrarse en sus estudios.

En la edad adulta, Jung se describiría como un niño introvertido y solitario, que se sentía realmente feliz cuando se encontraba solo con sus pensamientos.

Primeros años de la edad adulta

A medida que iba creciendo, Jung demostraba tanto interés en muchas ciencias y en la historia de la religión que no fue fácil elegir una carrera. Jung optó por estudiar medicina, pero también había desarrollado un interés por los fenómenos espirituales mientras estaba estudiando. Fue esta combinación de fascinaciones entre la medicina y la espiritualidad que lo llevaron hacia el campo de la psiquiatría, que englobaba sus dos intereses.

En 1902, finalizó su tesis doctoral, llamada “Sobre la psicología y la patología de los denominados fenómenos ocultos”, y egresó de la Universidad de Basel con un título de médico. En 1903, Jung se casó con una mujer que provenía de una familia acaudalada suiza. Tuvieron 5 hijos y vivieron en el Lago de Zúrich. Si bien el matrimonio permaneció unido hasta la fecha de su muerte, en 1955, él mantenía relaciones abiertas con otras mujeres.

Jung y Sigmund Freud

Al principio de su carrera profesional, Jung trabajó con pacientes psiquiátricos en el asilo de la Universidad de Zúrich. Cuando Jung leyó “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud (1856-1939), encontró que sus propias ideas y observaciones era básicamente confirmadas y elaboradas. En 1906, a los 36 años, escribió “Estudios acerca de la asociación de palabras” y le envió una copia a Sigmund Freud, que se encontraba en Viena. Ese acto marcó el comienzo de una amistad entre ellos dos.

Jung contó que en 1907, cuando finalmente se conocieron personalmente, hablaron durante 13 horas casi sin parar. 6 meses más tarde, Freud, que tenía 50 años, le envió a Jung, que se encontraba en Zúrich, una colección de sus últimos ensayos publicados. Este fue el principio de una intensa correspondencia y colaboración entre ambos que duraría 6 años y finalizaría en mayo de 1913.

Discrepancias con Freud

Jung y Freud se influenciaron mutuamente durante los años en los que Jung se formaría intelectualmente. Freud llamaba a Jung “su hijo adoptivo mayor, su príncipe y sucesor de su corona”. Sigmund Freud produjo un gran impacto en las últimas teorías de Jung y lo ayudó a desarrollar una fascinación por la mente inconsciente. No obstante, Jung deseaba tener un mayor entendimiento de la mente humana a través de los sueños, el mito, el arte y la filosofía.

En 1912, Jung publicó “Psicología de lo inconsciente”, que resultó ser una discrepancia teórica entre él y Freud. Jung le restaba importancia al desarrollo sexual y se centraba en el inconsciente colectivo: la parte de nuestro inconsciente que contiene recuerdos e ideas heredadas de nuestros antecesores. Si bien Jung consideraba que la libido era una gran fuente de crecimiento personal, a diferencia de Freud él creía que la libido sola no era responsable de la formación de la personalidad central.

El inconsciente

Jung sostenía que la psiquis humana existe en 3 partes: el ego (la mente consciente), el inconsciente personal y el inconsciente colectivo. Según Jung, el inconsciente no solamente es un factor perturbador que puede provocar enfermedades psíquicas sino también básicamente es la fuente de creatividad del hombre y las raíces de la consciencia de una persona. Con estas ideas Jung entró en un conflicto cada vez más grande con Freud, quien declaró que las ideas de Jung carecían de rigor científico. Por su parte, Jung acusó a Freud de intolerante. Freud y sus seguidores desaprobaron a Jung por el énfasis que hacía en los aspectos espirituales de la psiquis.

Como era de esperarse, se produjo un quiebre en su amistad; cada uno declaraba que el otro era incapaz de admitir que podía llegar a estar equivocado. Luego de estas discusiones, Jung se enfrentó a una transformación psicológica difícil y crucial, que se vio exacerbada por las noticias sobre la Primera Guerra Mundial.

Jung se volvió más organizado respecto de su acercamiento teórico, se alejó de las teorías psicodinámicas y elaboró su propia teoría, denominada Psicología analítica. Separarse de Freud no fue nada fácil para Jung. Freud se unió a sus otros seguidores y los colegas de Jung en la comunidad psicoanalítica se pusieron en su contra, al igual que muchos viejos amigos.

Sincronicidad

El concepto de sincronicidad fue descripto por primera vez en esta terminología por Jung en la década del ´20. Hizo una exposición completa respecto del tema únicamente en 1951, en el marco de una conferencia, y en 1952 publicó un artículo llamado “Sincronicidad como principio de conexiones acausales”, en un volumen junto con un estudio relacionado del físico (y ganador del premio Nobel) Wolfgang Pauli.

Jung entendía que la Sincronicidad es la experiencia de dos o más eventos que aparentemente no están relacionados causalmente o que es improbable que ocurran juntos de casualidad, y sin embargo son experimentados juntos de manera significativa.

Se trató de un principio que Jung sintió que le proporcionó pruebas concluyentes a sus conceptos de arquetipos y del inconsciente colectivo ya que describió una dinámica rectora que yace debajo de toda la experiencia e historia humana: social, emocional, psicológica y espiritual. Los eventos concurrentes que al principio parecen fortuitos pero que más tarde resulta que están causalmente relacionados se denominan incoincidentes.

En las discusiones posteriores sostenidas con Albert Einstein y Wolfgang Pauli, Jung estaba subyugado por la idea de que la vida no era una serie de eventos fortuitos sino una expresión de un orden más profundo, al que él y Pauli se referían con el nombre de Unus Mundus, “Un mundo”, el concepto de una realidad unificada subyacente desde donde todo lo demás emerge y adonde regresa.

Este orden más profundo reveló que esta expansión de la conciencia era más que un simple ejercicio intelectual y que también contenía elementos de un despertar espiritual. Desde el punto de vista religioso, la sincronicidad comparte características con una “intervención divina”. Asimismo, Jung creía que en la vida de una persona, la sincronicidad cumplía un papel similar al de los sueños, con la intención de cambiar el pensamiento consciente egocéntrico de una persona y convertirlo en una completitud y una abundancia más grandes.

Los arquetipos

Para poder estudiar los patrones y procesos arquetípicos, Jung visitó a las llamadas tribus primitivas. Vivió entre los Indios Pueblo de Nueva México y Arizona entre 1924 y 1925 y entre los habitantes del Monte Elgon en Kenia entre 1925 y 1926. Posteriormente visitó Egipto y la India. Para Jung, los símbolos religiosos y la fenomenología (un sistema de creencias desarrollado al estudiar el entendimiento y la conciencia de los pueblos mismos) del Budismo y el Hinduismo y las enseñanzas del Budismo Zen y el Confucionismo todos expresaron experiencias diferenciadas sobre la forma de llegar al mundo interno de un hombre, un mundo que fue horrorosamente descuidado por la civilización occidental.

Asimismo, Jung buscó tradiciones de la cultura occidental, que compensaran su desarrollo inclinado únicamente hacia la razón y la tecnología. Encontró estas tradiciones en el Gnosticismo (creencia que sostiene que la libertad personal proviene a través del conocimiento y el entendimiento espiritual), el Misticismo Cristiano (creencia que sostiene que el instinto y el sentimiento espiritual son las formas de encontrar a Dios) y, sobre todo, el Ocultismo (conocimiento o utilización de poderes sobrenaturales).

Algunos de sus mayores trabajos son interpretaciones psicológicas profundas y claras de escritos alquímicos (la capacidad y el poder de hacer que las cosas comunes sean especiales), mostrando su importancia vital para comprender los sueños y la temática oculta de los desórdenes neuróticos y mentales.

El Libro Rojo

Jung se dedicó por completo a explorar su propio subconsciente. En 1913, a los 38 años, Jung experimentó una horrible “confrontación con el inconsciente”. Vio visiones y escuchó voces. Por momentos temió ser “amenazado por la psicosis” o “sufrir esquizofrenia”. Pero decidió que ésta sería una valiosa experiencia, razón por la cual en privado se inducía a sufrir alucinaciones o, según sus propias palabras, “imaginaciones activas”. Llevaba cuenta de todo lo que le ocurría en diarios pequeños. En cierto momento, Jung comenzó a transcribir sus apuntes en lo que posteriormente sería un libro de cuero rojo (que él llamó el “Libro Rojo”) y en el que trabajó intermitentemente durante 16 años.

En la época en donde trabajó en su libro, Jung desarrolló sus teorías principales de arquetipos, el inconsciente colectivo y el proceso de individuación. Dos tercios de las páginas contienen aclaraciones de Jung sobre el texto. Finalmente, en 2009, el libro fue publicado, lo que permitió a los lectores tener una mirada sin precedentes hacia la mente de una de las figuras más fascinantes de la psicología. “Para el observador superficial”, es lo que Jung escribió en el epílogo que él mismo redactó en 1959, “parecerá una locura”.

Su muerte

Jung vivió para sus investigaciones, sus escritos y su práctica de psicología, que tuvo que abandonar en 1944 como consecuencia de un infarto severo. Sufría de complicaciones coronarias y circulatorias y murió el 6 de junio de 1961 en Suiza, luego de una breve enfermedad.