De acuerdo con una nueva investigación publicada en la edición del 6 de abril del Journal of Neuroscience, la meditación produce efectos calmantes del dolor en el cerebro.
“Se trata del primer estudio que muestra que con tan sólo un poco más de una hora de práctica de meditación se puede reducir increíblemente tanto la experiencia del dolor como la activación cerebral relacionada con el dolor”, declaró el Dr. Fadel Zeidan, autor principal de la investigación y miembro investigador postdoctoral del Centro Médico Wake Forest Baptist.
“Descubrimos un gran efecto: una reducción de cerca del 40% en la intensidad del dolor y una reducción del 57% en la incomodidad que produce el dolor. La meditación produjo una reducción del dolor más grande que incluso la morfina u otras drogas calmantes, que generalmente reducen el índice del dolor en alrededor de un 25%”.
Para realizar el estudio, 15 voluntarios sanos que nunca habían meditado en su vida asistieron a 4 clases de 20 minutos cada una para aprender una técnica de meditación conocida como atención concentrada. La atención concentrada es un tipo de meditación de atención plena en donde se les enseña a las personas a prestar atención a su respiración y soltar los pensamientos y emociones que las distraen.
Antes y después de realizar la práctica de meditación, se examinó la actividad cerebral de los participantes del estudio utilizando una toma de imágenes especial: imágenes de resonancia magnética (MRI, sus siglas en inglés) por marcado arterial de spin (Arterial Spin Labeling, ASL), que captura los procesos cerebrales de más larga duración, tales como la meditación, mejor que una imagen normal de resonancia magnética de la función cerebral.
Durante esta toma de imágenes, se ubicó un dispositivo de calor inductor del dolor en las piernas derechas de cada uno de los participantes. Este dispositivo calentaba una zona pequeña de su piel a 49 grados centígrados (120 F), una temperatura que infligiría dolor en la mayoría de las personas, durante 5 minutos.
Las imágenes posteriores a la práctica de la meditación mostraron que los índices de dolor de todos los participantes se habían reducido, con disminuciones desde un 11 y hasta un 93%, según Zeidan.
Al mismo tiempo, la meditación redujo considerablemente la actividad cerebral en la corteza somatosensorial primaria, un área que está íntimamente relacionada con la creación del sentimiento de dónde se encuentra el estímulo doloroso y cuán intenso es. Las imágenes tomadas antes de iniciar la práctica de meditación mostraron que la actividad en esta área era muy intensa. No obstante, no se pudo detectar una actividad en esta región de procesamiento del dolor tan importante en la toma de imágenes cuando los participantes estaban meditando.
Asimismo, la investigación mostró que la meditación aumentó la actividad cerebral en determinadas áreas, entre las que se encuentran la corteza cingular anterior, la corteza insular anterior y la corteza orbitofrontal. “Todas estas áreas determinan cómo el cerebro construye una experiencia de dolor desde las señales nerviosas que ingresan desde el cuerpo”, explicó el Dr. Robert C. Coghill, autor principal del estudio y profesor adjunto de neurobiología y anatomía de Wake Forest Baptist.
“Sistemáticamente, cuanto más se activaban estas áreas por medio de la meditación, mayor era la reducción del dolor. Una de las razones por las cuales la meditación podría ser tan efectiva en bloquear el dolor es que no trabajó solamente en un lugar del cerebro, sino que redujo el dolor en muchos niveles de procesamiento”.
Zeidan y sus colegas creen que la meditación posee un gran potencial para ser utilizado clínicamente ya que demanda muy poco entrenamiento para producir efectos tan reductores del dolor. “Este estudio demuestra que la meditación produce efectos verdaderos en el cerebro y que puede brindar una solución efectiva para que las personas disminuyan significativamente el dolor sin necesidad de ingerir medicamentos”, declaró Zeidan.