Un simple mensaje que muestre que te preocupas por él/ella, puede mejorar considerablemente la salud de la gente de tu entorno.

Algunos de nosotros hemos podido hacer frente mejor que otros al aislamiento social que nos trajeron las restricciones de viaje y circulación. Quizás hayas encontrado una manera de mejorar tu estado de ánimo y desarrollar un nivel de resiliencia emocional que te haya permitido sobrellevar la situación con entereza.

Si este es el caso, me alegro por ti, pero eso significa que el trabajo está a medio hacer.

Es nuestra responsabilidad acercarnos a otros con regularidad, ya sean familiares, amigos o compañeros de trabajo, y asegurarnos de que no estén padeciendo del detrimento físico, mental y emocional que caracterizan el estado de soledad.

Para que te des una idea, la interacción social está tan arraigada en nosotros que el estado de soledad engaña a nuestro cuerpo haciéndole pensar que está en peligro. Cuando nuestro cerebro siente que estamos solos, nuestro sistema nervioso activa la respuesta de lucha o huida (estrés), y nuestro sistema inmunológico desactiva algunas de nuestras defensas antivirales. Para empeorar las cosas, en su búsqueda por desviar recursos para hacer frente a esta amenaza percibida, nuestro sistema inmune activa una reacción inflamatoria innecesaria que aumenta el riesgo de contraer innumerables condiciones que atentan contra nuestra salud y bienestar.

Es por eso que me gustaría alentarte, a que te comuniques con al menos una persona al día que creas que se beneficiaría del contacto social. Solo se necesita un mensaje de voz, un mensaje de texto, un correo electrónico, un emoticón o una llamada telefónica para ayudar a cualquiera de las personas de nuestra red social inmediata a estar menos expuestas y debilitadas por la experiencia de la soledad.

Leí en alguna parte que “La soledad no es estar solo; es la sensación de que a nadie le importas”.

Demuéstrales a todos aquellos en tu entorno que tu eres una persona distinta y hazles ver que a ti, si te importan.

Siempre al servicio de tu bienestar,

César