Como les comenté en mi publicación anterior, existen 4 factores que pueden generar un cuadro de estrés en nosotros. En este artículo, analizaremos brevemente el primer y más común de ellos: nuestra percepción (pensamientos).
La manera en la que percibimos situaciones, eventos o circunstancias determinará en gran medida si gatillaremos estrés en nuestra mente-cuerpo. Por ejemplo, como responderemos a un correo electrónico que acabamos de recibir de un compañero de trabajo criticando duramente nuestro desempeño en un proyecto, dependerá esencialmente de la manera en la que esté configurada nuestra red neuronal en el cerebro.
Cuando hablamos de percepción, si te encuentras en el lado “negativo” de la escala proporcional, ese correo electrónico podrá desencadenar en ti de manera inmediata la respuesta de lucha o huida (estrés). Tal vez te enojes o te retraigas y tus palabras escritas reflejarán esas emociones. Entonces, en lugar de concentrarte en resolver el problema, las emociones fuertes nublarán tu pensamiento, haciéndote sumergir en un torbellino emocional que te alejará cada vez más de una solución práctica. Lo más probable sea que este estado de ánimo estresante te acompañe el resto del día.
Si te encuentras en el lado más positivo de la escala de percepción, este mismo correo electrónico puede ser visto como una oportunidad para llevar a cabo una reevaluación de tu aporte al proyecto. En lugar de ceder al impulso de ponerte a la defensiva, al no activar la respuesta al estrés en tu mente-cuerpo, seguramente encares la situación desde otro punto de vista, demostrándoles a tus colegas que tienes una mentalidad abierta y eres receptivo, con capacidad de resiliencia y eficaz en momentos apremiantes. Tu creatividad y capacidad de adaptación saltarán a la vista, abriendo un abanico de posibilidades. Los líderes más destacados y las personas de alto rendimiento presentan estas cualidades consistentemente, ya que son inmunes a las críticas negativas y receptivos a las positivas.
Entonces, ¿cómo podemos modificar nuestra percepción para que no nos genere estrés? ¿cómo podemos alcanzar un estado de conciencia que nos permita ser más creativos, inteligentes e innovadores? La clave para lograr esta transformación reside en recablear la red neuronal de nuestro cerebro. Cambiar la estructura de nuestro cerebro parece algo complejo, pero no es así. Las más recientes investigaciones sobre neuroplasticidad indican de manera concluyente que es sencillo modificar la red neuronal de nuestro cerebro dada la naturaleza maleable del mismo, independientemente de nuestra edad.
Simplemente dedicar 15 minutos dos veces por día a la práctica de la meditación silenciosa, dormir entre 7.5 y 8.5 horas cada noche, realizar 30 minutos de actividad física intensa 3 veces por semana y mantener relaciones saludables en nuestras vidas, nos encaminarán hacia una transformación completa y cambiarán la estructura de nuestro cerebro. Estos ajustes sencillos en nuestro estilo de vida servirán de base para cambiar de manera gradual nuestra percepción en sentido positivo y nos ayudarán a evitar que se active la respuesta al estrés innecesariamente.
Incorporar estas rutinas a nuestra vida mejorará de manera considerable la manera en la que percibimos las situaciones, tanto en nuestra vida profesional como en nuestra vida personal. Nuestras mentes estarán programadas para convertir situaciones “negativas” en oportunidades. Asimismo, estas prácticas nos permitirán mejorar nuestras relaciones interpersonales, aumentar la confianza en nosotros mismos, mejorar nuestro estado de ánimo y nos ayudarán a convertirnos en profesionales más capaces.