“¿Cómo se atreve a sugerirnos que comamos cereal?” “¿¡Carne roja, en serio!?” “¿¡Leche!? Es un chiste, ¿¡no!?”.

Éstos son sólo algunos de los comentarios que escuché de parte de nutricionistas, médicos clínicos, cardiólogos y muchos otros científicos de los campos de la medicina, la nutrición y el bienestar dirigidos a la representante del Departamento de Salud del Reino Unido, en una conferencia sobre nutrición llevada a cabo en el “College of Medicine” en Londres.

Esta mujer, en su función de Experta en Consejos sobre Nutrición, estaba compartiendo con orgullo la Guía para Comer Bien, un pictograma colorido que expone las recomendaciones que brinda el gobierno Británico para comer sano con el objetivo de lograr una alimentación balanceada. A medida que recorría los diversos alimentos y bebidas recomendadas para la ingesta diaria, me di vuelta para observar las reacciones del público ante sus recomendaciones. El impacto, la consternación y la confusión eran los sentimientos que inundaban la sala. Mi reacción ante la respuesta del público fue: ¿en serio?

Este desacuerdo se hizo evidente cuando se le pidió al público que expresara su aprobación o desaprobación por medio de una tecnología de voto ubicada en cada asiento. Luego de algunos momentos de tensión, se reveló el número en la pantalla: ¡83% de desaprobación de la “Guía para Comer Bien” de la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido!

¿Qué debería comer? ¿Qué debería evitar comer? ¿Qué alimentos pueden mejorar mi salud? ¿Qué hábitos alimenticios son perjudiciales para mi bienestar?

El campo de la nutrición todavía está en desarrollo, presenta una diferencia de posturas de los expertos sobre diversos temas, desde el consumo de productos lácteos hasta si debemos comer proteína animal o no. El nivel de polémica que observamos en este campo es tal que ha provocado que los expertos en nutrición se descalifiquen unos a otros, desacrediten las investigaciones de los colegas y hasta lleguen al punto de cuestionar sus antecedentes profesionales entre ellos mismos.

A pesar de toda la controversia y el disentimiento, deberíamos tener en cuenta ciertos principios para “comer de manera sabia” que nos pueden ayudar a tomar las decisiones correctas en lo que respecta a nutrir nuestro cuerpo-mente para estar sanos y gozar de bienestar.

A continuación, te brindo algunos principios para “comer de manera sabia” que puedes tener en cuenta para realizar mejores elecciones y aumentar tu capacidad para obtener la mayor cantidad de nutrientes de los alimentos que ingieres:

1) Prioriza una alimentación vegetariana. Algunas personas confunden la comida vegeteriana con comida para conejos, pero esto es un error. En realidad, una alimentación vegetariana incluye frutas, vegetales, tubérculos (batata (camote), remolacha, etc.), cereales (quinoa, cebada, avena, etc.) y legumbres (frijoles, lentejas, garbanzos).

2) Come conscientemente. Si prestas atención plena a lo que estás comiendo y a cómo lo estás comiendo, estarás maximizando la capacidad de tu cuerpo para extraer la mayor cantidad de nutrientes de los alimentos que estás ingiriendo. Con tan sólo mirar la comida que estás por ingerir, tu cerebro enviará una señal a tu sistema digestivo para comenzar a producir los químicos (enzimas) necesarios para digerir correctamente ese tipo de comida (¡Incluso antes de colocarla en tu boca!).

3) Piensa en el efecto a corto plazo. Antes de comer o beber algo, pregúntate lo siguiente: “Si como o bebo esto ahora, ¿cómo me sentiré dentro de las próximas horas?”. Esta poderosa autorreflexión aumentará las probabilidades de que evites alimentos o bebidas que te puedan hacer sentir aletargado (por los dulces a media tarde) exacerbado (por la cafeína) o apagado (por el alcohol).

4) Planifica, planifica y planifica. Escribe qué tipo de alimentos energizantes y saludables ingerirás para el desayuno, los refrigerios, el almuerzo y la cena del día siguiente. No te pongas en la situación de tener que tomar una decisión en el momento porque podría hacerte elegir algo poco saludable del puesto de comida rápida más cercano.